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SURF DIARIES

El a menudo enfadado Cantábrico proporciona unas olas sublimes para la práctica del surf.

 

Psicóloga de profesión, madre de dos hijos y con una enorme predisposición natural para la actividad física, mi amiga Ira es asidua a este deporte en el que se embarca siempre que puede. Quizás por ese cóctel de diversión y libertad que actúa como revulsivo para el alma. Quizás porque su práctica encierra hermosas rutinas como asomarse a diario al acantilado para mirar el mar, sondear su estado y fundirse con su inmensidad. O definitivamente porque cuando te encaramas a la ola tienes la sensación de haber conquistado algo. Una experiencia maravillosa que, según me cuenta Ira, es difícil de explicar.

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